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Críticas y selección

Chavarri Andújar, E. L. Jesús Manuel. Las Provincias. Valencia. 7-10-1975

 

Sorpresa bien satisfactoria en Cite al descubrir en Jesús Manuel a un joven pintor  tan  prometedor  como ya dueño de una soltura y andadura significativos; confirma el Premio Estil que le dimos hace tan sólo unos días y así «Sueños» destaca en una colección que combina un trato decidido y sobrio de la figura, una feliz incursión en el mundo Infantil y un color que se elige con matizada exactitud. A destacar  la sólida impresión que desprende Ellos», el tenso paisaje número 7 con honores de grabado, el dibujo preciso y ágil de «Niño» o la insólita perspectiva del cuadro número 4; Jesús Manuel es un nuevo valor a tener en cuenta y basta la prestancia del retrato número 3 o la atmósfera de «Piedras» para indicar en el Joven autor a un hombre que puede  dar mucho juego en la actual generación de pintores valencianos.

 

 

 

Rafael Alfaro. Jesús Manuel, en Sala CITE. Hoja del lunes. Valencia. 7-10-1975

 

El joven artista Jesús Manuel, recién obtenido el Premio Estil 1975, presenta una serie de óleos y dibujos en Sala CITE. La exposición es interesante por muchos conceptos ya que pone de manifiesto, por encima de toso una sensibilidad a flor de piel. Jesús Manuel realiza con soltura el dibujo y ha seleccionado para esta ocasión una gama cromática suave y graciosa. Evidentemente, hay cierta dispersión temática y técnica en el conjunto de la obra pero los positivos hallazgos que incluye permiten augurar una feliz trayectoria en la carrera artística que ahora inicia.

 

 

 

Esteve de Quesada,A. Eclecticismo. Catálogo El Negro. Barcelona. Abril 1982

 

Muchas veces llegamos a conclusiones que por quedar en nuestra esfera privada creemos que son algo individual. A menudo, cuando no realizamos un estilo homogéneo y acorde a la moda del momento nos autocensuramos, nos avergonzamos, se nos hace pensar que lo que hacemos está fuera de lugar, fuera de onda..., y en realidad puede que seamos bastantes los que hemos llegado a esas conclusiones. Por el contrario y casi sin darnos cuenta delegamos en unas personas que de sus criterios personales hacen criterios sociales, al imponer-acogiéndose a su condición de nuevos hechiceros o Críticos- sus normas estéticas, ampliamente difundidas y apoyadas económicamente por las cadenas galerísticas. Lo que me llevó a mí como a Jesús Manuel y como imagino que a otros, aunque no lo manifiesten públicamente por las razones antes expuestas, a no caer en lo que se nos daba como el valor fundamental de lo-artístico: "el estilo único y personal", fue la sensación de castración artística, de delimitación y limitación, de presión cultural, que tal escala de valores en nuestra opinión conlleva; de ahí surgió lo que nosotros llamamos eclecticismo, que por otro lado no es nada nuevo, ni pretendemos haber descubierto nada, ya que eclecticismo ha existido siempre. Sólo la ceguera y enclaustramiento hecho por obra y gracia de algunos críticos es lo que ha impedido ver en la historia del arte una historia ecléctica y no la etapista y desarrollista que se nos presenta.              

En nuestra opinión la relación biunívoca artista-estilo es una relación paralizadora para el uno y para lo otro. Para el artista, puesto que lo condena a repetirse a sí mismo. Para el estilo, puesto que al ser considerado como patente de un único artista se imposibilita su recreación y la ampliación de su horizonte en la mano de otros artistas que puedan aportar algo nuevo. Son las dos típicas críticas que pueden caer sobre uno, la de dar saltos en el vacío o la de tener influencias de Mr. X o Mr. Y.

 

 

 

Gómez Segade, JM.        Lienzos y “radiografías” de Jesús Manuel. Ideal. Granada.3-12-1984

 

El título de la exposición que Jesús Manuel ha presentado en Laguada supone ya una interpretación personal del artista, que considera lo pintado como incursión en la  propia  interioridad. En efecto, no es difícil descubrir en sus sueltas pinceladas el protagonismo casi exclusivo del paisaje, tanto en los rincones del Genil, como en las cabezas y figuras construidas con idéntico propósito descriptivo.

Jesús Manuel pretende captar en el boceto la esencia tonal y volumétrica del paisaje, para luego elaborar un discurso plástico lleno de  lírica  investigación: unas veces surca el lienzo cargado de pasta y otras lo chorrea con caricias transparentes, pero siempre hay un intento sintetizador en el que la estridencia de la luz es amortiguada por el equilibrio del ritmo, alrededor de un centro ordenador de toda la composición.

Hay colores que todavía parecen bisoños lebreles de la estructura, mucho más avezada en las lides de la construcción plástica. También hay ecos de contemporaneidad  fácilmente  identificables (Mompó, Ràfols, Klee, Matisse, Kandinsky...),  como es lógico que los haya en cualquier naturaleza que se reconozca como miembro de una generación, pero ello no devalúa el "paisaje” vegetal y humano que nos presenta Jesús Manuel.

En conjunto, la muestra de Laguada es experimento múltiple de representación con nuevos bríos, en el que los objetos quieren subordinarse al  gesto, sin  perder tampoco una cierta autonomía: entre el instinto, pues, y la razón, se sitúa esta última obra de Jesús Manuel, cuya contemplación, además de proporcionar placer, incita a reflexionar, cuestionándose el papel mismo del artista como constructor de sugerencias plásticas; sugerencias que, en última instancia, siguen siendo buceos por las profundidades interiores de la propia persona lidad.

 

 

 

Eva V. Galán    La pintura de Jesús Manuel: Una visión reflexiva y analítica del entorno universal. Granada 2000. 14-2-1989

 

El color desempeña el principal protagonismo en la obra que este artista manchego nos presenta actualmente en la galería Cartel; un cromatismo absolutamente límpido, que traspasa tumultuosa y a la vez delicadamente los límites que la tradición ha venido asignando a este elemento fundamental de la expresividad artística, y que aquí se encuentra entonado básicamente en medias tintas, en las que las degradaciones pastel de los pigmentos puros se aúnan sobria y sensiblemente con los templados y definidores grises y tierras, que conforman el necesario y sereno contrapunto de ese exquisito y evanescente conjunto de cálidos ocres y rosas, transparencias verdosas y etéreos azules, entre  los  que  emergen ocasionalmente tonalidades más concisas y definidas, no veladas por matización alguna, definidoras de formas absorbidas por la ensoñación.

Constituye esta muestra una trascendencia cristalina y acuosa de una serie de objetos cotidianos sublimados mediante una atrevida óptica espacial que los sumerge, mediante la perspectiva aérea y el exaltado efecto lumínico, alejado de cualquier evocación claroscurista, en un universo nuevo, fuertemente conceptual, en el cual los elementos integradores de la forma son simultáneamente analizados de una manera casi matemática, y absorbidos por una atmósfera intimista y cósmica, transportados así de lo particular a lo universal, inmersos en un lenguaje vibrante de luces, reflejos y transparencias, contenido en los soportes respectivos, pero que se evade y se desborda fuera de éstos, en una vital y soñadora danza de la mancha y el empaste, que transmiten vida a lo inanimado, ritmo a lo estático, plenitud al vacío espacial.

Los cuadros expuestos se han realizado mediante una técnica mixta de óleo y acrílicos, utilizando como soporte la tabla. Las primeras manchas, de colores puros, se han aplicado muy diluidas, acuareladamente, siendo absorbidas sugestivamente por la madera sustentante, que matiza, con su tono, local, los pigmentos empleados, aflorando equilibradoramente, gracias a la sabia acción del artista, bajo los jugosos aportes de materia, aplicada decidida, nerviosamente, sin restricciones en el modo, de forma que, junto a fuertes restregados, se encuentran igualmente concatenados definidores trazos de pincel o brocha, según los casos... ya reposados, ya inquietos y desbocados, pero siempre obedeciendo a una clara y segura voluntad de expresión, y a un férreo dominio teórico y práctico de la técnica, que, en este caso, se alía perfectamente con la imaginación, la creatividad y la absoluta libertad formal.

Las grandes masas cromáticas definen espacios inmensos en los que vibran infinitos matices, y apuntan escuetos trazos lineales, definiendo, en una visión atómica e instantánea, a los velados protagonistas de ese especial universo, en una voluntad de expresionismo configurador que integra el sueño a la realidad, fundiéndolos en una nueva esencia de infinita espacialidad.

El dualismo intimista que reflejan las obras de Jesús Manuel trasluce un verdadero equilibrio entre una fuerte polaridad de sentimientos; de un lado, la visión interiorizadora, analítica y reflexiva del entorno universal, y de otro, un contrapuesto y difícilmente contenible apasionamiento, una agitación interna desbordada. Todo ello aunado, canalizado y exquisitamente templado en esas creaciones absolutamente equilibradas y plenas de ensoñación, serenidad y belleza.

 

Ponce, F.Jesús Manuel y su espacio imaginario. Arteguía, n.54. Madrid. Marzo-abril 1990

 

 

 

 

 

 

 

 

EN DESARROLLO.....

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