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II. Aspectos sobre terminología y normalización

La elección de los términos es lo que define la visión propia de un autor, junto a la exactitud y precisión de las definiciones. Pues un lexicógrafo ha de recopilar con ánimo distinto al de conseguir un simple inventario de términos, sino que debemos partir de la realidad ligüística y elegir las voces en virtud del uso y función del término, informando cuando se trate de un término en desuso o del argot.

 

Muchos de nuestros términos están asimilados en la modalidad escrita de nuestra lengua, gracias a los tratados de pintura en español (6), algunos están en desuso, otros de reciente incorporación, los hay solo en el habla, aunque se hayan generalizado y sean utilizados entre especialistas de la materia, etc.(7). La cuestión fundamental consiste en el criterio de recopilación que justifica la importancia del trabajo, pues en ello estriba la verdadera labor del lexicógrafo.

 

Un lexicón debe elaborarse, como indica A. Fajardo (8), por la competencia del lexicógrafo (se trata de un especialista en su materia que selecciona el léxico que conoce y que está habituado a utilizar). Pero debe ayudarse con la ‘documentación precisa’, la ‘observación atenta’ y el ‘sentido común’. Este aspecto tan obvio del ‘sentido común’, es aquí fundamental, sobre todo a la hora de decidir sobre la marcación técnica. La marcación técnica no ha de fatigar el artículo, sino que, en favor de la claridad y la concisión ha de poderse eliminar, por ej. cuando empezamos un artículo con la indicación de la materia en el texto, debemos suprimir la indicación previa .Véase un ejemplo:

Automatismo. Método de dibujar o pintar a partir de acciones automáticas (...)

Es evidente que caeríamos en una redundancia si detrás de la entrada indicáramos las marcaciones DA de dibujo artístico y P de la materia (9).

No pocas veces, en algunas obras lexicográficas se peca de exceso de normativa, abreviaturas, etc., que a la hora de la verdad, el lector habitual no consulta (10).

No obstante, la materia o actividad concreta a la que se refiere el término (marcación técnica) se incluirá cuando sea específico del mismo . Se indicará con abreviatura o figurará explícitamente en la definición. Pues la finalidad de divulgación y su consiguiente didactismo obliga a todo lexicógrafo a la claridad y facilidad de acceso a la información.

 

Un lexicón se compone de artículos independientes ordenados alfabéticamente. La palabra que inicia el artículo se llama entrada (11). Puede llamarse ‘lema’, ‘palabra clave’, ‘voz guía’, según Haensch, y tomarse ‘entrada’ como el conjunto que corresponde a las explicaciones de cada ‘lema’, es decir al artículo más las ilustraciones, si las hay (microestructura) (12).

Se indicará en abreviatura la materia a la que pertenece o bien aparecerá en el contenido de la definición (pintura, escultura, artesanía, dibujo artístico, etc.)

Se informará si es voz extranjera y su etimología, si se considera este dato de interés. La etimología es, a la vez, uno de los aspectos más interesantes y complejos de la lexicografía. Dada nuestra falta de especialización en la materia, nos limitaremos a señalar concisamente el origen de algunas voces que merezcan su atención (13).

La definición se presentará atendiendo a criterios de claridad y síntesis, figurando las subdivisiones o las modalidades específicas en las diferentes materias.

Se acompañará de documentación literaria, o de ejemplos sacados del uso coloquial de nuestra lengua, aun cuando provengan del argot.

A ser posible, una ilustración, avalará el artículo y le dará consistencia explicativa al término. Como reconocen importantes terminólogos “Las imágenes son para algunos tipos de conceptos (los objetos, sobre todo) las representaciones más adecuadas de los conceptos terminológicos, tanto por la facilidad de comprensión que permiten, como por la posibilidad que ofrecen (...) de acceder a la información a partir de un concepto global.” (14).

Hemos desarrollado el trabajo con entradas independientes para facilitar la total libertad de ejecución con dibujos propios, fotos foráneas, etc. y su fácil modificación total o parcial.

La búsqueda y elaboración de las ilustraciones ha sido la parte que más tiempo nos ha ocupado. Las ilustraciones, muchas de ellas originales, han supuesto uno de los aspectos fundamentales de esta investigación. Con ello hemos pretendido que la ilustración se ajuste de forma adecuada al concepto con el que se identifica, para lograr uno de los requisitos previos de cualquier obra lexicográfica: comprensión y concisión (15).

 

 

Los términos incluidos en este trabajo se reparten en dos apartados: por un lado los que se refieren a las materias relacionadas con las artes visuales, y por otro, los que surgen de muy diversas materias que utilizan la imagen como herramienta. Es el caso de isobara, voz empleada en Meteorología, y que sirve para denominar ‘las líneas que dibujan sobre los mapas los meteorólogos’.

 

Solo en una ocasión acudimos a un neologismo de creación propia (16): es el caso de estereocromo para referirse a las imágenes impresas en color (cromo) que simulan movimiento por un juego de dos imágenes que se visualizan alternativamente. Para este caso constaté primero la ausencia de registro verbal, preguntando a los especialistas en imagen cómo se las denominaba. Una vez constatada la ausencia de la designación pensé en el neologismo como alternativa; para ello separé conceptualmente los dos elementos relevantes de estas impresiones: primero, por tratarse de imágenes impresas a color y normalmente pequeñas, podría incluirse en lo que se denomina como “cromo”; segundo, que son dos imágenes para mirar consecutivamente, casi simultáneamente en el mismo espacio, a lo que corresponde el prefijo “estéreo” (17).

Por lo tanto, la palabra queda en el lexicón como sigue:

Estereocromo. Gr. De estéreo + cromo. Nombre que ha de aplicarse a una dualidad de imágenes, generando sensación de movimiento, o bien dos imágenes diferentes a las que se superpone una superficie de delgados prismas paralelos transparentes que hacen visualizar franjas alternativas de ambas.

P. Relativo a estereocromía.

 

Obsérvese que existen dos materias, por lo tanto dos acepciones, pues estereocromía se refiere a una clase de pintura, por lo tanto estereocromo designa la relación con su primitivo. La acepción principal hace referencia a una imagen grabada o impresa. En ella, tras indicar la materia (Gr) se indica su etimología (De estéreo + cromo). Le sigue la definición, en la que se sugiere la conveniencia de su utilización (“Nombre que ha de aplicarse...”).

Para este lexicón se ha huido de los neologismos, pues no se han de inventar sistemáticamente términos que luego quedan en el diccionario como reliquias inservibles porque no se utilizan.

Otro de los motivos de reflexión es el argot. Pese a haberse explorado con interés, sólo se incluyen aquellos términos que pudieran consolidarse en nuestra lengua al generalizarse su utilización, primero entre los especialistas. Por ej. El término “escritor” para referirse a los pintores de grafiti, procede del argot y ya ha aparecido en la prensa diaria (18); por otra parte es el término que utilizan para denominarse ellos mismos, que son, en este caso, los especialistas; mientras que los estudiosos veníamos empleando neologismos “de nuestra cosecha” como “graffista” (utilizado por el autor) (l9) o “graffitero”, términos desconocidos en el medio. Los términos provenientes del argot los he seleccionado teniendo en cuenta su publicación, bien en estudios concretos o en revistas, diarios, folletos, etc. Aún en el caso de que alguno de estos términos desaparezca, tiene el interés de ser registrado, si bien he elegido aquellos que, por su generalización en el medio especializado que lo utiliza, pueden consolidarse en el uso (20).

 

 

Otra parte de este trabajo ha consistido en la asimilación de extranjerismos y su acomodación a las normas del español. Por ej. “graffiti” de sencilla metamorfosis en “grafiti”(21). Otros han resultado más problemáticos, por estar en el momento presente en proceso de asimilación, por ej. “collage”. Para este término utilicé los criterios que recomienda la Real Academia Española de escribir con jota todas las palabras que, acabadas en aje, provienen del francés, como bricolaje. La cuestión sería sencilla, si no es porque no existe unanimidad. Actualmente se está generalizando en los libros de texto para las enseñanzas primaria y secundaria en España, escribir “colage”. Por lo tanto realicé una consulta a la RAE, la cual tras diferentes consideraciones acababa defendiendo: ”es el uso real que los hablantes hace de estos términos el que acaba imponiéndose. Así, sólo si extiende la grafía colaje para el término collage, acabará por utilizarse esta forma en lugar del extranjerismo crudo o la adaptación colage.” (8 de enero de 2002). Por lo tanto, dado que aún está en pugna la asimilación del término al español, he preferido utilizar “colaje”.

En contadas ocasiones se ha preferido la permanencia del extranjerismo sin verter al español, es el caso de écorché que significa “desollado”. Lo mantenemos en francés, pese a que algún especialista utiliza la traducción literal (22). Los “écorchés” son dibujos de personas o animales sin piel para hacer patente su anatomía, y se realizaron durante los siglos XVI al XVIII; muestran actitudes serenas y se entiende que su desollamiento es ficticio. En la iconografía existen “desollados” reales, a los que como tal se refieren los historiadores del Arte, por ej. el caso de San Bartolomé representado desde la Alta Edad Media. Podemos decir que San Bartolomé o Marsias son “desollados”, mientras que los dibujos académicos arriba referidos son “écorchés” (23).

Otro caso es storyboard, que son los dibujos en forma de viñetas que elaboran los directores o realizadores cinematográficos, y publicistas para el caso de los anuncios televisivos, como guía previa a la elaboración de los filmes. En este caso, el término pertenece a un mundo especializado muy restringido. Aunque se podría sugerir una adaptación a nuestra lengua, he preferido no hacerlo en este caso, pues el extranjerismo mantiene toda su vigencia, tanto en la lengua hablada como en la escrita (24).

 

Referente a la elección de las disciplinas, se puede decir, que cada una de ellas, por muy ajena que sea en apariencia a nuestro lenguaje (el propio del Dibujo), al utilizarlo, creando una terminología específica, entra a formar parte del conjunto de disciplinas que lo engloban. Nuestra labor ha consistido en averiguar qué disciplinas y en qué medida lo han utilizado. En realidad cualquier disciplina que utilice nuestro lenguaje y además le asigne un término para designar tal utilización, material o recurso, ha de ser incluida en nuestro lexicón. Lógicamente las hay más específicas como la Pintura, la Geometría, etc., mientras que otras, como la Medicina o la Psicología aparecen con pocos términos en comparación con las anteriores. Así no se excluye de entrada ninguna disciplina, llevándonos gratas sorpresas, como por ej. los cefalogramas que realizan los ortodoncistas. Así, nuestra disciplina se transforma en auxiliar de cualquier otra cuando la utilizan como herramienta. Las disciplinas disponen de muchas materias, de forma que unas son comunes a otras disciplinas. Así podemos visualizarlo en un sencillo esquema.

 

 

 

Cuando una disciplina aparentemente ajena a la nuestra, como la Medicina, utiliza los recursos gráficos, estos suponen un complemento importante, como en el caso del escáner, cuyas posibilidades artísticas están aún por descubrirse. La gran contribución de la Medicina, desde antiguo, ha sido el dibujo anatómico (vid anatomía).

Otras disciplinas, como la Arquitectura y la Ingeniería utilizan cuatro materias propias del Dibujo, cada una con su especificidad: Geometría, Dibujo Técnico, Dibujo Artístico y Diseño.

La Pintura y la Escultura son las Bellas Artes, de donde se desgajó la Arquitectura, aunque podría discutirse este supuesto. Ambas han sido las disciplinas independientes que más uso han hecho de los recursos gráficos, fundamentalmente la Pintura, por su soporte bidimensional. No deben confundirse los recursos pictóricos con el Dibujo, pero sí podemos decir que la Pintura es la materia que está más relacionada con el Dibujo (25).

La Fotografía, la Cinematografía y la Publicidad usan los recursos gráficos en su creatividad, por lo que muchos de los vocablos utilizados por sus especialistas se refieren exclusivamente a recursos técnicos muy específicos de cada una de las disciplinas. Cuando la voz hace referencia al soporte gráfico, por ej. en Fotografía virar se refiere a forzar el cambio de color hacia un tono determinado, este término es susceptible de ser aprovechado en otras disciplinas, o incluso puede pasar a formar parte de materias propias del Dibujo (26).

El Diseño es una materia propia del Dibujo, pero conforme se especializa y evoluciona, se va transformando en disciplina independiente, tomando elementos del Márketing, por ej., que son ajenos a nuestro lenguaje.

La Publicidad es difícil imaginársela sin el soporte gráfico-plástico. No obstante la mayor parte de su trabajo nos es ajeno, pues se refiere al mercado y sus exigencias.

La parte referida a la Historia del Arte, la Iconografía y la Estética tiene diferentes ramificaciones, pues la primera es una rama de la Historia en general; la Iconografía es una materia de la Historia del Arte, y la Estética aunque es una rama de la Filosofía, emplea también como auxiliares la Historia del Arte y la Iconografía, a la vez que estas dependen también de la Estética. Digamos que nuestro interés por estas materias es meramente semántico.

En cuanto a la Artesanía, es evidente que su continuo contacto con la forma lleva a estos profesionales a la creación de un léxico específico que muchas veces hace referencia exclusiva al Dibujo. Por ej: bordao.

 

Hemos preferido excluir la Arquitectura, pues es una materia lo suficientemente investigada en este campo (27); y parcialmente, la Historia del Arte, para no sobrecargar el lexicón con nombres propios y movimientos artísticos. Si se tratase de un lexicón de Historia del Arte, deberíamos incluir aproximadamente 500 nombres de artistas y 200 de movimientos artísticos, sin ser muy exhaustivos (error frecuente en muchos diccionarios de nuestra especialidad, confundiéndose nuestro lenguaje con la Historia del Arte). En este caso, sólo hemos incluido los movimientos artísticos y los grandes períodos de la Historia del Arte que aparecen citados en otras entradas y que, por lo tanto, consideramos necesario incluir para que se pudieran entender aquellas (28). También están presentes los términos que, provenientes de la “historiografía” se han generalizado en su uso y que designan funciones de artistas o categorías de obras de arte, por ej. seguidor o réplica.

 

En cuanto a las diversas fuentes bibliográficas, nos hemos centrado especialmente en aquellas obras específicas que pueden corroborar el empleo, la vitalidad o la existencia de los vocablos.

La experiencia acumulada en los 25 años de docencia del autor (29), junto con los conocimientos adquiridos por su paso por la Universidad en dos especialidades (Bellas Artes y Magisterio), han constituido el principal motor para observar la ausencia, en esta especialidad, de una obra que recoja, analice y comente la vitalidad del léxico empleado en esta disciplina. Luego acudía a la bibliografía pertinente que recogiera el uso de los términos. Tan sólo en el caso de óvice, no he podido documentarla, con ella se designa ‘el vértice de la pirámide donde concurren sus caras triangulares’. Ha de aceptarse, en este caso, como fuente las enseñanzas verbales recibidas, pues aunque es fácil acudir a constantes referencias bibliográficas, no se ha considerado necesario en gran parte de los artículos (no lo es en lexicografía). Por otro lado muchos de los términos introducidos solo existen en el habla, por ej. borracho de color (30).

 

Las diferentes acepciones de un término (31) se explican por el cambio de disciplina o materia, bien al inicio del párrafo con la normativa de la inicial o abreviatura, o ya dentro del párrafo (“En Geometría se refiere...”). Este es el caso más frecuente. Por ej. estereocromo ya citado.

Sólo cuando el cambio de acepción no corresponde exactamente con el cambio de disciplina se acude a los números. Por ej. original.

 

Original. 1. ‘Obra que ha servido de modelo para realizar copias’.

2. ‘Que procede de la invención. Que no es ni copiada ni inspirada en otras obras (grados de originalidad)’.

 

Cuando el uso lo requiere, figura el empleo coloquial del nombre. Por ej. pintar o pintarse.

 

Pintar. ‘Acción de dar color a algo. Realizar una pintura. Coloquialmente:

- Cuando se describe bien una cosa por medio del lenguaje verbal. Por ej,: "En su libro deja pintada la actividad portuaria".

- Cuando se quiere hacer valer, significar. Por ej. : "Cuando él preguntó ¿Qué pinto yo aquí?, se le contestó: Ud. pinta mucho."

- Cuando se quiere significar que algo se ajusta adecuadamente a su cometido. Por ej.: "La falda te viene que ni pintada". Fam. Pintamonas, pintarrajear, pintiparado, pintada, pintoresco, despintar, repintar, repinte’.

 

Pintarse. En forma reflexiva el verbo pintar significa ‘ensuciarse con pintura o maquillarse’.

Col. Tener habilidad. Por ej. : “Se las pinta de maravilla”.

 

Como se aprecia en el ejemplo pintar, el hecho de citar las palabras de la misma familia (Fam.) léxica (palabras que se forman por derivación), que a su vez tienen entrada en el lexicón, es una valiosa información acerca de las ramificaciones del vocablo, lo que en filología se conoce como cadena terminológica.

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